Escuelitas, Mis primeras letras, las menos dolorosas

A mi lo que me gustaba era irme a la finca con mi papa, era la libertad del campo la que me apasionaba y no la carcel de un salon de clases. Por eso invente la jornada continua.

Mi primera escuelita y donde creo no demore mucho, era en la sala de una señora que decia llamarse Escolastica Dorias, su fisonomia casi no la recuerdo, pero la adivino gruesa y morena, era la escuela de banquito, cada uno tenia que llevar el suyo y cada uno al final de la jornada en la tenia que lelvarse el banquito para la casa. La jornada era de 8 a  12 y de 2 a 4. El que se portaba mal lo dejaban sin almuerzo y de largo, sin la posibilidad de salir a las 12.  El gordo le decia a esta escuela "Escuelita Palito de Abeto" pues en la puerta estaba sembrado un palo de abeto que sombreaba la casa cuando el sol, por las tardes, le daba de frente.  Son pocas cosas las que recuerdo de esta escuelita, solo se que no me gustaba, ahi estudiabamos todos los de la familia.

De esta escuelita brinque a donde Daniel Carrascal, no se que año hacia alli, mi profesora era la hija de Daniel, Veliza Carrascal. Lo que mas me gustaba de esta bnueva escuela es que en el recreo nos vendia raspao de dos colores, amarillo y rojo, y los viernes no habia clases pues Daniel Carrascal era dueño de un conjunto vallenato y los viernes ensayaba para presentarse los sabados. No recuerdo haber aprendido nada en esta escuela, pues llegue a primero de primaria al Paulo VI, sin saber leer ni escribir.  Esta escuela tampoco me gustó, y menos al darme cuenta que no me sabia las letras y que ademas irme al campo con mi papa era mas atrayente.

Mi mama siempre fue echa pa lante, por ordenes de ella no dije que no sabia leer, y entonces se tomaba el trabajo de leerme la misma leccion una y otra vez hasta que me la aprendia de memoria y despues en el colegio simulaba que sabia leer. Claro que sabia leer, pero solo en mi cartilla, cuando me la cambiaban ya no lo sabia hacer.  Mientras mi madre lavaba, planchaba o cocinaba, o cualquir cosa que hiciera, alli estaba yo detras de ella escuchando lo que ella una y otra vez me leia en voz alta. No me acostaba hasta que no la dijera con todas sus comas.  Asi me ayudaba a dibujar y asi me enseñó las tablas de multiplicar alteradas y asi antes de saber leer y escribir ya me las sabia.

En el Paulo VI hice toda la primaria, primero en la plaza principal y despues a la salida del pueblo, barrio San Martin. Tocaba tambien llevar el pupitre pero lo dejabamos todo el año en el colegio, al final lo llevamos a casa.

En la plaza principal la casa donde funcionaba el colegio era del Turco Villarreal, un señor que nunca vi hacer cosa diferente a pararse tres veces al dia frente a us casa y decir en voz alta: "De quien es esta casa?" y el mismo responderse "Del Turco Villarreal", cada loco con su tema. Era una casa amplia y fresca. Alli corri por toda la plaza huyendo de la vacuna de la viruela, cosa que aun le tengo miedo.

En esta sede, fue cuando se me ocurrió inventar la jornada continua para poder escaparme al monte por las tardes,  fue una mentira simple sin medir las consecuencias, mentira que trajó como secuela un rosario de mentiras que desembocaron en un tremendo castigo que me dio mi papa y ahí si perdí las idas al campo.

De la plaza, el colegio se mudó a una casona de madera en el barrio San Martín, con un gran patio para el recreo, mas pequeña que la del turco Villarreal, pero me gustaba mas. Tenia esta sede la ventaja de que tenian que funcionar dos cursos en uno, es decir, primero con segundo y tercero con cuarto, asi que el profesor atendia a los dos a la vez, los del curso menor se asustaban con lo nos tocaba el proximo año y los de el curso mas avanzado respasaban lo que ya se habia dado.

Recuerdo a tres profesores, a Dalida Steer, Luis Meza y al Tato Perez, este ultimo no me caia muy bien pues yo estaba enamorado de su novia, Helen Perez, hija de Cesar Perez, mujer que me llevaba mas de 10 años pero a mi me gustaba, era todo lo que yo me imaginaba de la belleza.

La calle donde quedaba esta sede era la calle de entrada al pueblo, transitaban por ella todos los bueses y camiones, que pasaban hacia Magangue o hacia Sincelejo, cuando la carretera era por el Santo Blanco, Perendengue (pueblo de la patilla roja y dulce) y Palo Quemao, en el Bajo de la Alegría, aun no se habia contruido la variante.

A esa edad sentia que mi casa quedaba demasiado lejos del coelgio, asi que esperabamos a la chiva de don Tomas, la cual tenia una escalera en la aprte de atras que servia para subir y bajar la carga del techo del bus, esperabamos, decía, a la chiva para subirnos de polizon en la escalera mencionada y asi evitarnos la caminada. De ahi me cai, de cabeza contra el piso, se perdió esa parte de mi vida al igual que cuandop corría detrás del helicoptero en la paja de Severiche. Cuando volvi en mi, estaba en mi cama en mi casa rodeado de los amigos y la cara de susto de mi mamá, cuando hablé que estaba bien, tremenda cueriza con el zurriago para que no pensara en hacerlo de nuevo. Esa fue la segunda vez que perdí el conocimiento por un golpe en la cabeza, el tercero fue ya mayor y con el porro de la romana de pesar el algodon. Creo que no quedaron secuelas, solo que mi cara seria aprendió a reirse y aprendí a leer sin cancanear.

Ahi terminé la primaria, con una infancia normal y de acuerdo al contexto del pueblo. Disfrutaba mis vacaciones con mis amigos correteando por todo el pueblo, me levantaba mas temprano que en epoca de clases y estaba listo antes que mi papa para que no me fuera a dejar al irse para el monte, pues él no esperaba a nadie. Me hice amigo de los hermanos de Helen solo para ir a su casa, amor platonico e imposible, Everth y Elvis jamas lo sospecharon que yo soñaba con esa mujer.  Este amor se acabo pronto, pues un dia el Paulo VI fue invitado por otro colegio, El Liceo Magangue, (su uniforme muyparecido al de la Femenina aqui en Cartagena, ) alli vi a un angelito que me sacó de mis rieles, me desequilibró y me hizo entender que habian mujeres mas bellas que Helen. Fue amor a primera vista y como pude me le acerque y le hable y nos hicimos amigos. Fue en la epoca en que nos mudamos de la casa de palma a la casa de material que mi papa le compro a Teresa Perez, (como habia de Perez en San Pedro!!) con la inmensa felicidad que la muchacha vivia en la casa de enfrente. 

Continuara...

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