Entradas

Mostrando entradas de 2013

Cada mañana al despertar

Me la mandó Dios sin yo estarla buscando y desde entonces no se ha separado de mi lado, a veces es jodona otras terca y algunas veces ambas cosas, pero es la mujer que yo amo. En las mañanas cuando despierto la encuentro sonriendo, mirándome, velando mi sueño; cuando despierto primero la veo dormida con su media sonrisa y sus ojos a medio cerrar. Entonces, se cuanto la amo. La amo cuando se entusiasma por algo, cuando horas y horas se dedica en un rincón a descubrir algo que le gusta, la amo cuando guerrea contra todos. Es mi esposa pero más que todo es mi compañera.

Sucedáneos.

Imagen
Desde el 27 de agosto hasta hoy he perdido unos kilos que tenía de más y con ellos se perdió también la plática invertida concienzudamente en arepa con huevo, chicharrón, yuca, suero y un montón de cosas más. Ahora reinan en mi dieta los sucedáneos y de esta guisa me han cambiado todo: La gaseosa por agua saborisada, el queso por  tofu, el pan de queso por pan  integral de centeno, el arroz blanco  por arroz integral, la margarina rama por margarina de soya, el supercoco por confites sin azúcar,  las misma azúcar me la cambiaron por estevia. Los matasanos además me quitaron la yuca pero me permitieron el ñame espino. La batata, de mi niñez, le dije adiós para siempre. El suero no lo puedo ni nombrar, el guineo y por consiguiente la caramañola y la arepa de huevo. Poca carne roja y mucha carne blanca.  Es más, no puedo escuchar las canciones de Celia Cruz.  Menos mal que me dejaron el ajonjolí, el maíz y queso que no sea viejo y menos mal, también que los sucedáneos solo aplican para l

Agosto de nuevo, Albricias.

Imagen
Estoy escuchando a la Sonora Matancera, música que me remonta muchos años atrás, mas o menos cuando rondaba por los 10. Voces que se grabaron en mi memoria ya repleta de música. Visiones de reuniones de tíos y amigos en el patio de mi casa. Canciones cómplices de mis amores y de mis desengaños, que también los hubo, aunque mi mente y mi memoria ahora no se lo crean. Compañeras de ratos alegres y de ratos tristes. Ahora, en el camino a la cima que voy recorriendo,  me acompañan en estas tardes silenciosas y nubladas en las que el calor se disipa un poco para dejar a el alma que retoce y se goce como cuando tenía 10 y feliz no sabia todo lo que se ahora en ese recorrido. El balance de mi vida es positivo, tengo una familia que me adora, incluyendo hermanos y sobrinos; buena salud, aunque me haya llevado dos sustos buenos; provisión y techo, y todo esto solo por ser hijo de Dios, por Gracia. No puedo decir que haya sido bueno, pues bueno lo es solamente Dios, pero si creo que he manejado

Un Pueblecito de Hierro

Imagen
En un solar desocupado de mi barrio  se ha armado una pequeña ciudad de hierro que por lo pequeña es más bien un pueblecito de hierro. Tiene mas o menos ocho atracciones y  se nota que su subsistencia es precaria en un mundo donde hay tanta y barata diversión. Estas son atracciones de barrio o de pueblo. Buscan un lote desocupado, lo alquilan por unos días dependiendo como les vaya y la aceptación del publico. Representan a  los últimos nómadas de la tierra, hoy aquí y mañana allá en un eterno rosario de pueblos y de barrios, como extranjeros en todas las tierras.  Más listos que el hambre saben sabiamente como ponerle la trampa al peso y sacarle el jugo a cada moneda. Ya no hay pueblos como los de mediados del siglo pasado, ya todos los pueblos tienen Internet, tvcable, celular, sala de computadores y la mayoría ha estado en contacto con lo más avanzado de la tecnología. ¿Sentirán la emoción que yo sentía en mi infancia cuando una de estas atracciones llegaba a mi pueblo? Pueblo ra

Al fin llovió

Imagen
Cual escobita profesional hoy me gusté el primer aguacero grande de la temporada y limpié la terraza como pretexto para recordar una vieja afición: Bañarme en los aguaceros. Cuadro por cuadro vinieron a mi muchas cosas de la infancia, todas relacionadas con la lluvia y y todas felices. También llegaron imágenes de la adolescencia y de la vida adulta, estas si, felices unas, otras no tanto. Feliz en mi infancia cuando todo el pueblo era mi patio y por todas sus calles corríamos en ruidosa pandilla, brincando de charco en charco, buscando monedas perdidas que la lluvia desenterraba. Feliz en la adolescencia cuando llovía nos sorprendía en plena parranda de madrugada y sin importarnos nada nos dejamos empapar. Feliz de adolescente cuando llovía y la tierra se ablandaba para que el arado la hiriera y se pudiera sembrar. No tan feliz cuando los campos blanqueaban de mota y el aguacero amenazaba con  tumbar la cosecha al suelo. Sin embargo, siempre he pensado que la lluvia es un regalo de

La Rueca del Tiempo

Imagen
Hace uno años, cuando yo aun trabajaba para la Lotería de Bolívar, bien temprano por la mañana me iba y regresaba por la noche, ya oscuro, prisionero de los trancones y de los buses lentejos.  Un dulce o cualquier golosina me escondía en la camisa y Andrés me esperaba en la reja de la casa de la abuela y me registraba siguiéndose por el ruido del celofán del confite hasta dar con él. Luego Cristina comenzó a  acompañarlo y me esperaban los dos, así como se ven en la foto. Era una exigencia para que no los dejara solos, cosa que luego comprendieron. Ahora, no se cuando pasó esa pila de años, ya la abuela no esta y soy yo quien los veo partir a sus cosas, soy yo quien se pregunta que estarán haciendo y como le estará yendo, soy yo quien a las seis de la tarde me paro en la reja a ver lejos hacia arriba si los veo venir. Ahora soy yo quien pregunta si me trajeron algo y me alegro cuando llegan a contarme sus historias, sus cotidianidades, sus cargas y sus expectativas. Soy yo quien aho