Entradas

Mostrando entradas de noviembre, 2009

Los Abuelos. tronco de nota....

La verdad es que  yo no tuve abuelos que me patrocinaran sinvergüenzuras, quizás por la marcación estricta que mi mamá mantenía con respecto a la familia o quizás, también, por que no fuimos melosos con los viejos. También pudo deberse a que se sentía cierta preferencia en los nietos, por aquello de la legitimidad y la naturalidad con las que dividían a los hijos y sus descendencias dependiendo si eran hijos dentro o fuera del matrimonio, sin importar si el abuelo se casó con la última mujer que tuvo. A mi abuelo materno, Zenón Hernández, lo conocí ya siendo él muy viejo, acostado en una cama, sufriendo la perdida de una pierna que le amputaron y con la cual le cercenaron también la vida, pues abogado activo y trabajador, para él fue una condena verse discapacitado. No recuerdo su cara, lo vi una sola vez en Barranquilla en una habitación en penumbras cuando por su voluntad quiso conocernos. A mi abuela materna, Carmen López, fue la que mas conocí pues era la mas cercana y por ser

38 largo, el metemiedo

Imagen
Mi mamá, Susana, era de El Carmen de Bolívar, y fue una de las personas mas fuertes que he conocido, de carácter franco y espontaneo, decía las verdades en la cara a cualquiera, sin respetar rangos ni estratos y culpaba de todo lo malo que pasaba al gobernador y a su madre (la madre del gobernador). En la infancia era la única figura de autoridad que estaba en mi casa, pues mi padre trabajaba en la Mojana sucreña y a veces venia a vernos dos veces al año, así que mi mama se tenia que dar combate con nosotros. Para esta misión de educarnos contaba con un cáñamo doblado en dos y forrado con cinta plástica al que que nosotros le teníamos un terror grande, ella lo llamaba Mati Moreno: el que saca lo malo y mete lo bueno, para nosotros era un zurriago para azotar caballos. Este zurriago fue sepultado por mi en el hoyo del inodoro, nadie lo supo, pero allí acabo sus días, hasta pena me daba ver a mi mama buscándolo por toda la casa, pero ni modos. Mi madre era la que peleaba: peleaba linde

La Alegria de leer: Mi cartilla de primaria

Yo, como es sabido por muchos, bueno los que leen mi blog, aprendí a leer bien tarde, se creía que no lo lograría jamas, pero ya lo ven: aprendí a leer y esto se convirtió en uno de mis principales hábitos.  Empece leyendo las caricaturas de El Espectador los domingos, día en que mi papá llevaba este periódico a la casa, más tarde, muy fanático de los paquitos, en esto me ayudo mi hermano toño que me llevaba a Magangué a leerlos cuando en mi pueblo no los vendían. Mi prima la comerciante, la de los televisores de Maicao, era en esa entonces, no se ahora, una empresaria emprendedora, un día cualquiera el camión de la Librería Nacional, un furgón de aluminio que llevaba toda clase de libros y revistas a las partes mas apartadas del país, pasó por la plaza de mi pueblo y como siempre, corrimos detrás de él a ver si daba algunas muestras o propaganda como se estilaba en la época. Pero, la felicidad fue mas grande, su preciosa carga, al menos parte de ella, la estaban bajando en la casa de