Diciembre llegó. Con su ventolera, mujeres

"Diciembre llegó con su ventolera, mujeres y la brisa está que llena al mundo de placeres". Si, ya la Navidad se derramó sobre mi calle, las terrazas y fachadas se iluminan, el mundo se alborota y algunos se enloquecen. Una canción de los Hermanos López dice que los "Días de diciembre son los más fugaces de todos los meses de año", cuando te das cuenta se han ido y "llega enero con su cruel verano". Por todas partes se ve la agonía de la gente por dejar atrás el pasado y renovarse adquiriendo fuerzas para el año nuevo que se avecina. Se pintan las rejas, se enguirnaldan hasta los postes de las luz, se iluminan los parques y reviven los viejos éxitos musicales de Ricardo Ray, Lizandro Meza y la Sonora Matancera. A Buitrago lo levantan de su tumba para que los acompañe con su guitarra y a Alberto Fernández para que nos cante la Víspera de Año Nuevo.  diciembre es un mes de esquizofrenia, de consumismo, de viajes en todas direcciones, de alegrías y de llantos, de tristezas y de júbilos, todo esto sostenido por el nacimiento de Jesús, Nuestro Salvador.  El protagonista olvidado del jolgorio.

En medio de todo, y por culpa de una vecina de la cual llamamos a nuestro embajador a consultas, note algo que no habia notado en estos dias de navidad: Ella, amaneció escuchando Villancicos. Relegados al olvido por la música parrandera, ella los hizo surgir en alas de un equipo envenenado con muchos bajos y pocos brillos pero esto no fue óbice para que el alma se me arrugará con la añoralgia de las navidades de mi infancia. Mi alma se regodeó en una tristeza sabrosa de aquella épocas pretéritas anidadas en mi corazón. Épocas felices donde aun existía un niño Dios hegemonico que no daba entrada a papa Noel. Épocas en que el cura del pueblo despertaba a sus habitantes moliendo villancicos en la torre de la Iglesia y que aprovechábamos la disciplina relajada de la navidad para vernos con nuestras enclaustradas novias.

Mi mente infantil acunaba pensamientos sobre todas las cosas y los mas paradojico es que la cancioncilla que en esa epoca, 40 años atras, sobrecogía mi espiritu y como una tenaza atrapaba mi alma y producia en mi sensacones nostalgicas es la misma cancioncilla que hace poco escuché y produjo en mi un efecto similar al de aquellos tiempos, transportándome al pasado en mi pueblo cuando me maravillaba de los juguetes eléctricos de mis primos mas pudientes y de como mi mano sujetaba fuertemente mis juguetes mas modestos para no perderlos en la rueda que se formaba en las terrazas para ver las maravillas de la tecnología resguardadas por la arrogancia y egosimo de esos pequeños antecesores de Kico delante de muchos Chavos del Ocho .

"De año nuevo y Navidad, Caracol por su oyentes formula votos fervientes de paz y prosperidad".   Crecí con esa melodia en cada navidad y aun hoy produce el mismo efecto en mi. Por eso Caracol no la ha cambiado.