Adarga, inutil contra el plomo

El hombre vivió gran parte de su vida blindado, con un poderoso campo de fuerza al estilo Guerra de las Galaxias, mejor que el acero, protegido de cualquier amenaza. El escudo le servía para no dejar entrar lo indeseable, pero su desempeño mayor era no dejar ver desde el exterior lo que ocurre en el interior, es una protección a lo mas íntimo. Ahora al hombre el escudo se le esta adelgazando, ya no es un campo de fuerza al estilo de la Guerra de las galaxias, ya no es acero templado, ha quedado en un simple adarga inútil contra el plomo, en un escudo que no garantiza la protección de fuerzas externas y tampoco garantiza que lo que se pretende proteger salga a la luz. El adarga protege contra lanzas y flechas, pero no es escudo que ataje los disparos certeros de la tristeza que azota desde adentro, de forma alevosa y sin previo aviso. Son las fuerzas internas que empujan al recipiente plástico en forma generalizada por todos sus puntos, buscando sistemáticamente el punto más débil para escapar. Bloqueado como un gas a presión la fuerza de empuje para salir se hace insoportable, de un momento a otro saldrá con fuerza avasalladora y todo habrá terminado. las paredes no aguantaran más, el escudo se resquebrajará y termina por romperse y que vendrá después? que pasará cuando la uña que bloquea al piñón se debilite y lo deje girar libremente? podrá el hombre soportar la explosión?. Cuando el abollado escudo salte en mil pedazos, todo convergerá hacia el ojo del remolino, girara con fuerza en los extremos y se perdera en la vorágine.

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