Recta final

Parece ser que este viernes 29 se entregará La Casa a su nuevo dueño, terminando así la historia de nosotros, Arrieta López, en La Casa. Sirve de consuelo que la compró alguien que la amará como la amamos nosotros y que será pilar de sus sueños como lo fue de los nuestros cuando la Abuela se mudó para ella desde Sincelejo embargando de felicidad a todos los que ya estábamos acá en Cartagena por alguna razón u otra.  Compacto a la familia alrededor  de ella dejando atrás los sinsabores y heridas afligidas inclusive por nuestra propia sangre en aquellos lejanos días en que los dioses extraños imperaban. Todo cambio con la compra de la Casa y el traslado de la Abuela a esta ciudad que no era su ciudad y que yo pensé que el poder de adaptación que la vieja tenía no le iba a alcanzar para adaptarse a esta ciudad ruidosa y extraña. Pero no fue así, la abuela se adaptó tanto que el ruido ya no le hacía mella y adoptó a un loco, para no extrañar al que dejaba huérfano y a la deriva en Sincelejo.

Primero llegaron las nueras y los yernos a La Casa, después los nietos a librar batalla por al posesión de la terraza, luego, alcanzó a llegar una bisnieta antes de que la abuela partiera a encontrarse con el Dios que la creo.  Se vivió la vida normalmente, a veces con rencillas, pero las más de las veces con felicidad, esa felicidad que proviene de la convicción de las cosas y que se están haciendo bien.

Ahora ya los nietos crecieron, algunos se han ido lejos, otros están cerca aun, pero todos están librando sus propias batallas para continuar el ciclo de la vida y esta vida pasará en el tiempo y La Casa se olvidará y las nuevas generaciones no la tendrán en su recuerdo, solo quedará constancia en algunas fotografías y en nuestros corazones, en donde dejó ya su marca imborrable.

Ahora, La Casa llena de cajas donde están empacados los recuerdos y los tesoros de Carmen, me recuerda a la otra casa en Sincelejo, cuando en el año 90 nos vinimos definitivamente para Cartagena, no dormí  esa noche, fue una noche larga y oscura que la pase en compañía de Emeterio y Felipe y Nocturna RCN, hasta que amaneció y el camión nos trajo a esta nuestra nueva ciudad, con alegrías inmensas pues la familia se reunía toda en un solo núcleo, acabando así con la tradicional tortura de viajar en época de vacaciones peleando un cupo en Brasilia.

Ahora, ruego a mi Dios del cielo, que nos mantenga unidos aun regados en la lejanía, que nos llene de ese coraje y esa paciencia necesarios para mantenernos unidos como familia, que nos sigamos tendiendo la mano, que nos sigamos queriendo, tal y como la abuela nos enseñó. Es un nuevo camino para Carmen principalmente, pero mi Dios le dará fuerzas a ella más que a ningún otro para que aprenda a vivir y manejar la vida, para que sienta que todo el mundo la quiere a pesar de los pesadita que se pone a veces.

Señor: donde quieras tu que estemos, ahí estaremos. Gracias Dios Mio.....

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