Los Abuelos. tronco de nota....

La verdad es que  yo no tuve abuelos que me patrocinaran sinvergüenzuras, quizás por la marcación estricta que mi mamá mantenía con respecto a la familia o quizás, también, por que no fuimos melosos con los viejos. También pudo deberse a que se sentía cierta preferencia en los nietos, por aquello de la legitimidad y la naturalidad con las que dividían a los hijos y sus descendencias dependiendo si eran hijos dentro o fuera del matrimonio, sin importar si el abuelo se casó con la última mujer que tuvo.

A mi abuelo materno, Zenón Hernández, lo conocí ya siendo él muy viejo, acostado en una cama, sufriendo la perdida de una pierna que le amputaron y con la cual le cercenaron también la vida, pues abogado activo y trabajador, para él fue una condena verse discapacitado. No recuerdo su cara, lo vi una sola vez en Barranquilla en una habitación en penumbras cuando por su voluntad quiso conocernos.

A mi abuela materna, Carmen López, fue la que mas conocí pues era la mas cercana y por ser la madre de mi madre, las prevenciones eran pocas, aunque no faltaron roces por su preferencia en ciertos nietos, unos no me explico por que y otros por que la madre se los entregó en el momento en que moría y le pidió que los terminara de criar, y así hizo mi abuela. MI abuela Aña, como le decíamos, tenía los ojos verdes mas lindos que he visto en mi vida y que nadie, al menos que yo sepa, los heredó.  Yo admire mucho a Aña, por múltiples razones que alguna vez me trajeron problemas pues metía las narices en temas mas que delicados.  Así que por las mismas razones no hablaré mucho sobre ella.

Mi abuela paterna, Carmen Oviedo Español, la conocí en el Carmen de Bolívar donde nuestro padre nos llevaba periodicamente a verla. Señora soberbia que nunca se llevó bien con Susana, no alcanzo a comprender por que razon. Tambien ella tenía nietos preferenciales, y era hasta normal, pues nosotros ibamos periodicamente y los preferenciales vivian con ella. Detrás de  la pista de mi abuela paterna, concocí todos los recovecos de los Montes De Maria. Cuando mi papa murió ella, mi abuela paterna, le pidió a mi mamá que la visitara, y fuimos al pueblo donde vivía, Salitral, población enclavada en el corazón de los Montes de María, al cual se llegaba entrando por Chalan en Sucre, luego Don Gabriel (pueblo cuyos puentes eran identicos a los puentes de Madison) y subiendo cerros casi inaccesibles se llegaba a Salitral, hacía frío en ese pueblo por la altura. Mi abuela paterna, en esa ocasión, ciega del llanto por el sufrimiento y la conciencia de cosas que ella sabía y que nosotros apenas percibíamos,  le pidió perdón a mi mamá por algo que nunca nos quiso revelar, pero que yo intuí que era sobre la muerte de mi padre.  Allí en Salitral conocí a una tía que podía fácilmente vencer a las  trompada a la panameña boxeadora, grande y fuerte con espaldas de macho, era capaz de levantar en vilo unsaco de arroz de 50 kilos y colocarlo sobre sus hombros para llevarlo hasta el camión que la esperaba. Me imagino que murió soltera.

Mi abuelo paterno, Manuel Arrieta Carmona, ocupaba una posicion muy grande para que yo me le acercara. De mis abuelos era el único que tenía plata, manejaba fincas ganaderas y grandes extensiones de tabaco el cual exportaba a los Estados Unidos. No recuerdo una sola caricia de él. recuerdo que en cada navidad nos daba un peso y ese era su maximo gesto de cariño. En su cumpleaños, en la hacienda El Paraiso, se le celebraban con una fiesta a la cual asistia toda la familia. Era el Vito Corleone criollo. De esa fiestas recuerdo que metían todos los nombres de los nietos en un sombrero y luego amarraban una novilla a la madrina central del corral, alguien sacaba un papelito y el nombre alli consignado era el ganador de esa novilla. Priemro se amarraba la novilla y luego se escogía el ganador para evitar la murmuradera de que a ti te la dieron mejor que la mía, como solía acontecer antes de inventar el metodo del sombrero.

Mi abuelo Manuel mandaba tabaco para Estados Unidos y de alla,  oriundos de la India, traia por barco los toros reproductores para sus ganaderias. Ahora en esta epoca es mas facil y menos costoso traer el semen.

Cuando el toro llegaba a San Pedro, mi abuelo le hacia una fiesta al pueblo para presentarles al toro reproductor y para que el señor cura lo bendijera. Recuerdo que venía gente de todas la veredas al jolgorio a ver al toro. Las parejas que no podian tener hijos se acercaban al toro a ver si se les pegaba algo y asi podrian concebir.

Mi abuelo era nada mas y nada menos que el gamonal del pueblo, su dueño: el almacen mas grande de articulos de toda clase era de él, era dueño del cine, era dueño de la tabacalera donde se empleaban a muchas personas para el proceso de prensar el tabaco para enviarlo a los yanquis. La mayoria de las casas que daban a la plaza era de su propiedad, a excepcion quizas de la casa del turco villarreal done funcionaba mi colegio de primaria, el Pablo VI.

La casa grande donde vivía, ocupaba casi toda una cuadra, le deciamos La Compañia, pues eso era lo que realmente era, Compañia Exportadora de Tabaco. Alli en todo el frente de esa casa, en epocas de corralejas el abuelo contruia un palco solo para la familia, cuya escalera de acceso salia de la propia sala de la casa para que nadie tuviera que salir a la calle.  Este palco, a diferencia de los demas que constaban de dos pisos, tenia solo uno, era el mas pequeño del ruedo y por eso llevaba por nombre Palco El Chaparro.

Mis abuelos, Carmen Lopez, Carmen Oviedo y Manuel Arreita vivían en el Carmen de Bolívar y por motivos de violencia Carmen Lopez y Manuel Arrieta emigraron a San Pedro donde el abuelo amasó su fabulosa fortuna, lo cual le trajo problemas con mucha gente en la población. Tanto así que el año 64 o 65, agitadores enemigos alebrestraron al pueblo para que mataran a cada uno de los Arrieta y no dejaran ni la semilla. Yo estaba en cine ese día, con mi papá, despues vine a saber que la pelicula se llamaba "El Pantano de la Animas". Por el cine comenzó todo, fue lo primero los alborotados destruyeron, las sillas las partieron y los proyectores los tiraron del segundo piso a la plaza. Mi madre, embarazada de Carmen, se llevó tremendo susto por dos cosas: primero por que yo estaba metido en el centro de los acontecimientos y segundo por que la turbamulta estaba decidida a acabar con todos los Arrieta y nosotros, eramos los unicos Arrieta que viviamos en casa de palma y paredes de guaduas. Gracias a Dios, el ejercito llamado por mi abuelo llegó a tiempo para impedir muchas cosas y el circulo defensivo de tios y demas familiares, armados todos hasta los dientes, resistieron las embatidas atrincherados en alñ Compañía.  Despues mi abuelo reconstruyó, le hizo las bancas vaciadas en concreto y abrió de nuevo, pero ya las cosas no eran como antes. De la trifulca quedaron muchas heridas y muchas traiciones rebeladas urdidas por gente que mi abuelo ayudo y protegió mucho. Ingratos ha ahbido y habrá siempre.

Cuando Manuel Arrieta llegó del Carmen a San Pedro ya traía consigo a mi padre fruto de su unión con Carmen Oviedo Español, el nombre completo de mi padre era Gabriel Antonio Arrieta Oviedo. Para esta epoca mi abuela Carmen Lopez criaba a Susana, mi madre, fruto de su unión con Zenón Hernandez.

Por ser mi abuela rubia y de ojos verdes, bellisima, mi abuelo Manuel Arrieta se enamoró perdidamente de ella  y ella cayó rendida a sus requiebros y se unieron, de esta unión nació Albertina Arrieta Lopez. Como ven, la niña abbe, una de mis tias que mas buenos recuerdos y con mucho cariño conservo, paso a ser media hermana de mi papa y media hermana de mi mama y tia mia por ambas ramas.

Mucho despues mi abuelo conoció a Amira, hermana de Aña, y se soyó con ella, no la recuerdo mucho pero debio ser de gran belleza y porte también, la enamoró y tuvo con ellas muchos hijos. Manuel Arrieta terminó casandose con Amira y de esta manera, los últimos hijos pasaron a ser los legitimos.

Son tantas cosas que no lograría terminar hoy y son tantos eventos que a lo mejor no los relato en orden cronologico,  pero ahi vamos encarrilandonos en la historia de la familia Arrieta López.

Por cierto, nosotros no debiamos ser Arrieta Lopez, sino Arrieta Hernández, pero quedará en un misterio por que mi mama que se apedillaba Susana Hernandez nos puso a nosotros el apellido Lopez de su mama y no el Hernadez de su papa.  Ahi se las dejo....

Comentarios

  1. Probablemente nos bautizó con el apellido López por aquello de que el abuelo Zenón siempre fue un ausente en su vida, en cambio Aña fue quien la crió con el esfuerzo que debían hacer las madres solteras de la época, además nosotros siempre fuimos más López que Hernández.

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