38 largo, el metemiedo

Mi mamá, Susana, era de El Carmen de Bolívar, y fue una de las personas mas fuertes que he conocido, de carácter franco y espontaneo, decía las verdades en la cara a cualquiera, sin respetar rangos ni estratos y culpaba de todo lo malo que pasaba al gobernador y a su madre (la madre del gobernador). En la infancia era la única figura de autoridad que estaba en mi casa, pues mi padre trabajaba en la Mojana sucreña y a veces venia a vernos dos veces al año, así que mi mama se tenia que dar combate con nosotros. Para esta misión de educarnos contaba con un cáñamo doblado en dos y forrado con cinta plástica al que que nosotros le teníamos un terror grande, ella lo llamaba Mati Moreno: el que saca lo malo y mete lo bueno, para nosotros era un zurriago para azotar caballos. Este zurriago fue sepultado por mi en el hoyo del inodoro, nadie lo supo, pero allí acabo sus días, hasta pena me daba ver a mi mama buscándolo por toda la casa, pero ni modos.

Mi madre era la que peleaba: peleaba linderos con los vecinos que al verla sola creían ingenuamente que podía abusar de ella, peleaba con el pobrecito que se metiera con nosotros y peleaba con la vida que jamas le dio un minuto de descanso.  Mi madre me recordaba al Indio Duarte, pues tenía entrañas de macho para levantarse antes del alba y acostarse bien tarde, para lidiar seis hijos, algunos mas adoptados, cocinar, fregar y un oficio que ninguna de mis hermanas heredó: Bordar a maquina.

Con una maquina Saratoga de pedal, ganaba el sustento nuestro hasta que mi papa regresara con recursos del Río y aun le quedaban ánimos para ayudar a sus hermanos que estudiaban fuera del pueblo. Muchas veces la vi tarde en la noche dando pedal para terminar de marcar los paños de algún recién nacido al que le dibujaban un anagrama en uno de las esquinas del pañal. En los dibujos la ayudada Joche Doria para ampliarlos de alguna revista o figurin y el Gordo mi hermano para inventarse unos diseños  bien raros que a la gente le gustaban.  Esa misma maquina sirvió hasta días antes de su muerte para remendarme una hamaca que se negaba a jubilarse y a al cual la abuela le ponía parches de jean, a veces con bolsillo y todo. Sirvió también para arreglarme los jeanes que ya no daban mas, y sobre todo sirvió para educarnos mientras esperaba la vida que nos llegó un poco después.

Cuando mi papa, preocupado por que no lo reconocíamos cuando llegaba y aguijoneado por otros sinsabores decidió no ir mas al rió y sembrar algodón. Entonces,  esta maquina servía para remendar las lonas que se entregaban a los recolectores. Esta vida de algodoneros no fue mas fácil para ella, al contrario, era rutina diaria atender la casa y madrugar para la finca a ayudar a  mi papa, cosa que a mi también me tocó y esta vida se puso aun mas dura cuando murió mi papa y le toco a ella, mas que a otro, hacerse cargo de los negocios del algodón para seguir sosteniendo a la familia y al gordo que le faltaban uno o dos semestres para terminar la carrera en Bogota y no era cosa de dejarlo a las puertas del grado.

Fue en esta época difícil cuando mi mama se armó, se consiguió un 38 largo pavonado que escupía seis chorros de fuego y lo cargaba dentro de un maletín debajo del brazo. Casi nadie barruntaba que cargaba mi mama allí con tanto celo y  que no dejaba en parte alguna. Era un Smith & Wesson, del especial, del que usaba el ratero de Pedro Navaja.


Nosotros le decíamos don Jesús. Don Jesús era mi padrino y en la época mala en que le tocaba andar a lomo de mula por esos caminos enfangados y solitarios, donde los delincuentes hacían de las suyas, el cargaba un revolver "para que lo salvara de todo mal". Lo curioso era que como su medio de transporte era equino, el metía el revolver en su funda de cuero o chapuza y luego para evitar que le mojara lo envolvía con una panola roja y lo metía en una bolsa plástica, todo esto lo guardaba en el pellón o en las alforjas y nosotros nos reíamos, pues él decía que andaba armado.

Mi mama llegó a ser el revolver más rápido del oeste, y lo pude comprobar en dos ocasiones. En la primera y como era rutinario llevamos el algodón a vender a Cenalgodon, allí el jefe de bodega dictaminaba a cual bodega iba según su grado de limpieza y según la bodega era el precio por kilo. La bodega de mas alto numero era el de mejor calidad y el granel, o sea una pila al aire libre era el peor pagado y el de pésima calidad. Bueno, este señor dictaminó que el algodón de mi mama iba al granel y no por mala calidad si no por venganzas de anteriores pleitos. Este señor no acabo de decir granel cuando ya el escupe fuego de mi mama lo estaba viendo directo al pecho con su único ojo negro y pavonado, el susto fue grande, mas cuando mi mama con voz áspera y gruesa impropia de una mujer dijo: "Aquí se muere alguno si me echan el algodón en el granel". El señor no alcanzo a decir mas nada, se desmayo y cuando volvió en si ordenó las cosas como debían ser. Mas nunca se metieron con ella y así se ganó el respeto una mujer en un negocio de machos.

La segunda ocasión fue en la pista de fumigaciones, entre Corozal y Since, estabamos alli desde las cuatro de la mañana esperando turno para un vuelo, el gusano acaba con la mota y estaba todo elmundo desesperado, era la epoca qne que la Cianamyd y la Monsanto vendian venenos que no mataban ni a una mosca. Al fin llegó el turno de mi mama y mezclaron el veneno en la alberca de donde una motobomba lo llevaba al buche del avion. Cuando se va a inciar el proceso de llenar el tanque de la avioneta, llega un pesado de la región a que le fumiguen primero y  para esto debian sacar el veneno de mi mama de la alberca y mezlar el de él. Con el agravante de que el tenia mil hectareas y la de la abuela eran 40 escasas. Abuela se percató del hecho y mando al chofer del carro que atravesara el Nissan el pista y no lo quitara hasta nueva orden, el cachaco obedecio y mi mama desenfundó y dijo: "El que me saque una gota de veneno de la alberca lo levanto a plomo". Se formo el arroz con mango, se perdio como media hora en la pelea pero al fin hicieron el vuelo de mi mama, a la cual no le falto quien la apoyara. Nos fuimos para Sincelejo con la advertencia al piloto que si botaba el veneno regresariamos por él.

Otro suceso con el revolver fue en la epoca de mas crisis, mi mama tomó la decisón de empeñarlo, para lo cual citó a un prestamista en la casa sin decirle por telefono de que articulo se trataba. El señor fue a la hora convenida y llevaba la plata, mi mama se metio al cuarto y cuando salió traia el revolver fuera de la funda y sacandole brillo con la barriga. Deben imaginarse el susto del viejo al ver ese aparato ominoso tan cerca de su humanidad, le prestó la plata a  mi mama y no se lo llevó, con la sola palabra de ella y un papel firmado de recibido se hizo el negocio.

En esa epoca Leyla andaba de amores con juan, y el hermano de juancho, persona poco recomendable, miembro del club social y deportivo la Trampa, cuando peleaba con juan se las desquitaba con Leyla. Un dia me levanto a piedras la casa y yo, ni corto ni peresozo, saque el escupe fuego y estuve a punto de cometer algo irremediable.

Mi padrino, Jose Alvarez, acosaba a mi mama que le vendiera el revolver para rifarlo, este suceso la decidió y Jose refó una vaca de seis tetas. Este fue el fin de "Don Jesus" , el protector de mi madre, el metemiedo, el que a pesar de todo solo lo disparabamos el 31 de diciembre.

Esa imagen de fortaleza de espiritu que no dejaba amilanar por nada es la que conservo en mi memoria y es la que mis hijos han aprendido a conservar. Mujer fuerte y batalladora que mantuvo el matriarcado solo con la fuerza de su caracter y con la máxima de "Donde mocho el dedo, ahi lo pego" y maldiciendo al gobernador y a su madre cada vez que algo la hacia contrariar.  De palabra fácil para defenderse y de malas palabras para exorcisar las rabias. Pero fue una gran mujer que se quitaba de la boca la comida para atender a los demas, tan es así que siempre tuvo a a lguien que le daba la comida religiosamente todas las tardes y asi puedo recordar en San Pedro a Obdulia, en Sincelejo a las señora Mati que compartía pared con nosotros y por un hoyo practicado sacando dos bloques de la pared,  le dabamos la comida y,  aqui en cartagena a Jairo.

 

Comentarios

  1. Ahora se de donde heredé eso de andar ofreciendo su merecido a tanto mototaxi atravesado.
    Valga la ocasión para loar a mi madre querida, que tanta falta me hace.

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  2. Y todavía no se caga en lo jarretes nojoda. Qué mujer.

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  3. Carajo en pueblos distintos nuestras mamas eran matronas de armas tomar acaso la gallina criolla de la epoca tenia testosterona ¿cual sexo debil?

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