Alcatraz, fuga imposible

Carmen no es que tenga cara de alcaide ni trabaja con el INPEC, pero es guardiana de varios prisioneros condenados a cadena perpetua, a morir tras la rejas: Tiene un loro que solo dice algunas palabras o silba con un silbido raro, una palomita guarumera que cuando canta me recuerda los días del algodón cuando las cazábamos para comer, tiene un pajarito que no se sabe que raza es, si es azulejo o un tusero vulgar, dos morrocoyos condenados a comer bonches mojados y hacinados en un metro cuadrado y como huésped tiene a   Nikita, propiedad de los arrieta royett. Recientemente adquirió un gato que se murió de encierro y ahora ya lo remplazó por otro más afortunado pues anda libre por la casa. Tenía un perro que murió virgen pues lo condeno al celibato. Y eso que Carmen no tiene cara de alcaide ni trabaja en el INPEC. 

Como dije los morrocoyos comen bonches pasados por agua; los pajaritos, alpiste, el gato lo que venga y el loro, el consentido, come pan con café o arroz con café, pero el café no le gusta frío, debe ser caliente.  Estos son los compañeros de Carmen cuando la casa comenzó a quedarse sola,  cuando poco a poco las visitas se hicieron más esporádicas dejando a la casa huérfana de risas,  canciones, chistes y hasta peleas. De pronto las sillas alcanzaron para sentarse todos, de pronto la mesa del comedor dejo de ser portadora de ingentes cantidades de comida para mucha gente que a diario pasaba por ella y en donde nadie que llegara se iba sin comer.  Ahora la soledad aterra, estruja el alma los sitios vacíos llenos de recuerdos, cosas viejas que un día funcionaron y llenaron de bulla la casa. Ya nadie me echa de ella, ya nadie me dice vete a joder a otro lado, vete y regresa luego, cuando las cosas se calmen, no vayas a matar al gordo de una rabia.  No era maldad, solo era cariño inmenso mal encaminado. Aun en sus paredes retumban las risas, los llantos y las peleas de tantos nietos disputándose la propiedad de la terraza, aun cerrando los ojos podemos ver  a los nietos bañándose en los chorros de la terraza. Casa callada, casa amada,  puerto seguro, refugio de un zoológico, refugio de gente comiendo sopa de arroz, no se, son cosas que se van con el tiempo cuando los hijos crecen y salen a vivir su propia vida tal y como lo hicimos nosotros, sin importarnos un carajo lo arrugado que nos dejan el corazón. Nostalgia de los que amamos, de los que están y de los que se fueron,  de aquellos a quienes quisimos un día mostrar nuestros logros, de aquellos a quien se los dedicamos en su ausencia reconociendoles su apoyo. Nostalgia que el tiempo calmará, herencias que se perderán en la línea del tiempo.....

Familia, los quiero mucho...

Comentarios

  1. muy bueno "negro ridiculo"

    ResponderEliminar
  2. Cada vez que leo tus lecturas se vienen a mi mente tantos recuerdo, me gusta y ana tambien, ella es quien me recuerda para que mire tus publicaciones

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

La Radio. Vieja Compañera de mi infancia.

El Trompo Zumbador

Tempestades, y otros fenomenos