La naturaleza nunca perdona

A Ivan, en su Suiza frío.
De repente nos cambiaron la partitura y todos los planes quedaron hecho trizas. De un momento a otro hubo que reinventar la rutina y los rituales. Obligatorio fué entonces fortalecer la mente para que se ajustara a los cambios; a vencer la inercia para que la costumbre nos deje hacer el salto; a darnos cuenta, por fin, que estamos hechos de polvo, inermes ante un enemigo invisible. ¿Te acuerdas cuando te decía que nunca le tuvieras miedo a un animalito más pequeño que tú? pues, añade una excepción, tèmeles cuando sean muchos y ataquen a mansalva. Cuándo esto pase, resilente la humanidad se levantará, pero ya no no será lo mismo, las cicatriz que tendremos tardará años en cerrarse.

Comentarios

Entradas populares de este blog

La Radio. Vieja Compañera de mi infancia.

El Trompo Zumbador

Tempestades, y otros fenomenos