Agosto de nuevo, Albricias.

Estoy escuchando a la Sonora Matancera, música que me remonta muchos años atrás, mas o menos cuando rondaba por los 10. Voces que se grabaron en mi memoria ya repleta de música. Visiones de reuniones de tíos y amigos en el patio de mi casa. Canciones cómplices de mis amores y de mis desengaños, que también los hubo, aunque mi mente y mi memoria ahora no se lo crean. Compañeras de ratos alegres y de ratos tristes. Ahora, en el camino a la cima que voy recorriendo,  me acompañan en estas tardes silenciosas y nubladas en las que el calor se disipa un poco para dejar a el alma que retoce y se goce como cuando tenía 10 y feliz no sabia todo lo que se ahora en ese recorrido. El balance de mi vida es positivo, tengo una familia que me adora, incluyendo hermanos y sobrinos; buena salud, aunque me haya llevado dos sustos buenos; provisión y techo, y todo esto solo por ser hijo de Dios, por Gracia. No puedo decir que haya sido bueno, pues bueno lo es solamente Dios, pero si creo que he manejado las cosas de la mejor manera. 

 



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