Tempestá....

Las condiciones eran las mismas de tantos años atrás, dos personas hablando de tantas cosas  en la sala del televisor mientras la tempestad se metía por la ventana, ya la luz se había ido, ya nos alumbraba una vela que hacia chinesca la sombra de los objetos que bailaban en la pared contraria. Entre truenos y centellas nos acordamos de ventilarle la vida a muchos, quizá como un recurso para espantar viejos fantasmas de tempestades pasadas. Una escena surrealista trasladada de una época lejana con variaciones apenas lógicas. La sala un poco más grande, butacones en vez de mecedores, LCD de 22  comprado en el Exito, a cambio del viejo televisor Toshiba de 24 pulgadas y cuatro patas comprado en J Glottman. Las Gaviotas en Cartagena en vez de Siete de Agosto en Sincelejo y recordando a la abuela, compañera de tertulias, ahora con Carmen que habla menos. Entre trueno y trueno, admirando los flashes de los relámpagos,  a esa hora hicimos un análisis de todos los temas, a esa hora cocinamos el desayuno y a esa hora añoramos esa época indocumentada cuando la felicidad nos llenaba tanto que no la veíamos, solo la vivíamos.  Cambiados también nosotros, con nuestra alma tallada a golpes, unas veces felices, unas veces golpes demasiado fuertes que aun retumban en mi memoria. Alegrías pasadas y tristezas nuevas que nos invaden por tratar de aferrarnos a presentes pasados que se escapan como arena entre los dedos. Tristezas de mirar calle arriba y sentir que la mirada hacia atrás buscando algo que no ha de volver. Alegrías de mirar calle arriba como mis hijos avanzan buscando su propio progreso y propias libertades, curtiéndose el alma desde ya para ser personas de provecho en el futuro y aguantar firmemente los embates de la vida cuando se decide a embestir.  Adquiriendo herramientas que el futuro le exigirá y que los llevarán a dos estratos mas que sus padres.

Madrugada oscura, cómplice de recuerdos, culpable de nostalgias, tertulias pasadas, charlas extrañas que se inspiran en la tempestá....

Comentarios

  1. Caramba, como me hubiera gustado estar ahì, en esa tertulia de tempestad, recordando ese calorcito que se generaba al reunirse la gente en la sala y el frio de la lluvia cayendo afuera. Que buena vigilia...

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