El Gran Viaje
El gran viaje.
Día 1.
Fue un proyecto cumplido del hijo
mío de ir por tierra a las bravas tierras de Santander y probarse a sí mismo
que dominaría la montaña. Amaneció el primero de enero de 2018 y con la bendición
de Dios derrotamos por la troncal de occidente con la finalidad de iniciar
nuestra ruta escogida por El Carmen de Bolívar, Zambrano, Plato, Bosconia y de
allí atravesar el departamento del Cesar hasta su última población fronteriza
con Santander, San Alberto.
Partimos del parqueadero de las
Gaviotas a las 08:43 y comenzamos a desgranar el rosario de pueblos que a lado
y lado de la vía íbamos encontrando e identificando, llevando una bitácora con
los tiempos correspondientes e información tal como estaciones de servicios,
restaurantes, peajes y sus valores.
A las 10:26 enfilamos por la
carretera a Zambrano, dejando atrás a la troncal de occidente y al Carmen de
Bolívar, nos encontramos con una vía de poco tráfico, en regular estado, con obras de la que sería la doble calzada
abandonadas e inconclusas. A las 11:15 atravesamos al río Magdalena por el
puente que une a Zambrano con Plato y a las 12:41 entramos a Bosconia, lugar
donde almorzamos y abandonamos a eso de las 13:57.
Desde Bosconia hasta la Aurora
(14:48) parecía tierra de nadie, no conseguimos combustible en esa zona,
recordaba a Mad Max en esa carretera sola, extensa, soporífera y extraña para
nosotros.
A las 15:58 arribamos al peaje
Pailitas-El Burro, lugar donde se encuentra la vía que viene de Mompox buscando
la ruta del Sol.
A las 16:20 estábamos en Pelaya
(Cesar), parada técnica para estirar un poco las piernas y desentumecernos, un pueblo
con demasiadas motos por sus calles lo que me hizo pensar que la cantidad de
Motos es directamente proporcional a la importancia y tamaño del pueblo. A las
16:55 pasamos por Aguachica y a las 17:11 por una población de nombre Morrison.
Llegamos a San Alberto a la 17:34 completando un total de siete horas cuarenta
minutos de viaje y de estas tres horas 40 minutos de Bosconia a San Alberto.
Parada técnica obligada a San
Alberto, oscureciendo ya, tomamos la decisión de seguir hacia Bucaramanga,
desafiando una carretera con muchas curvas que serpentea entre altas montañas,
rogando que no lloviera y con una velocidad promedio de 30 a 40 km lo que nos
llevó a nuestro destino, edificio Mogabel en Bucaramanga, a las 20:46. Fin de
un día con mucha tensión y expectativa por ser la primera vez que viajamos por
esas tierras.
Día 2.
Lluvioso en Bucaramanga, temperatura
de 21°C, día de compras y visita a los centros comerciales, recorrido por la
ciudad para más o menos tomarle el pulso. Este día se nos unió un nuevo
integrante a la expedición.
Día 3. Rumbo al parque del
Chicamocha, a dos horas de Bucaramanga, le tomamos el pulso a la montaña y a
Pescadero, sitio de las famosas curvas de bombillo que obligan a ir a una
velocidad máxima de 30 km. Pasmos un día muy agradable lleno de emociones y
adrenalina, muchas fotografías de hermosos paisajes y regresamos a eso de las
14 horas a Bucaramanga, evitando el flujo de salida de un tráfico que copaba lo
parqueaderos del Parque.
Día 4. De nuevo llueve en
Bucaramanga, no son lluvias torrenciales, son lloviznas a las cuales los
nativos no prestan atención, nosotros sí, pues no queríamos tener la
experiencia de una lluvia subiendo Pescadero. A las 5:23 salimos de Bucaramanga,
destino final San Benito y punto de encuentro la población de Güepsa, donde por
razones de mal estado de la vía a San Benito y por lo escarpado del terreno, dejaríamos
el carro en un parqueadero.
Carretera con mucha neblina aún y
un sol picante que se abre paso poco a poco y deja ver como “la nube besa la
punta del cerro” hacemos parada técnica en Aratoca (07:06) y arribamos a San
Gil a las 08:00, desayunamos típico santandereano, incluido caldo de costilla y
chocolate, bebida esta última que consumiríamos mucho de aquí en adelante.
En San Gil, pueblo de calles
empinadas, conocimos El Gallineral, parque atravesado por el Río Fonce, a las 10:52
nos desviamos a conocer a Barichara llegando a esta población a las 11:10.
Barichara es eminentemente turística, bella población con muchos restaurantes y
escasos parqueaderos lo que lleva a que los vehículos parqueados en las calles
impidan una visión con más detalle de las mismas y hagan poco estéticas las
fotos que se tomen en su recorrido.
De Barichara nos adentramos un
poco más y a las 12:18 salimos hacia Guane, llegando 15 minutos aproximadamente
más tarde. La atracción de Guane es su museo arqueológico y paleontológico,
donde se conservan fósiles marinos gigantes de cuando este territorio era lecho
marino. Se conservan también piezas arqueológicas, vasijas y utensilios indígenas,
romana y cajas registradoras y prensas de tabaco que me impresionaron pues cosas
de mi infancia ya se exhiben en un museo.
De Guane regresamos a Barichara a
almorzar, casi no lo hacemos, todo atiborrado, mala atención y no muy buena
comida. Salimos a las 14:54 y llegamos a San Gil nuevamente a las 15:25, donde
retomamos la vía principal a Güepsa, 101 km más adelante, y donde al fin
llegamos, molidos y cansados a las 17:53. Tal como lo planeado, dejamos el
carro en un parqueadero y en una 4x4, salimos hacia la finca donde dormiríamos,
nuestro destino final, llegamos a las 19:00, casi a mil km del pueblo donde
nací.
Día 5.
Fuimos al Festival del Río en una
quebrada a unos 20 minutos de la finca pasando por San Benito (municipio más
pequeño de Colombia, dos calles y un parque). El festival del río es una fiesta
típica, con ollas y carpas para dormir por allí por lo menos tres días
(nosotros no), la gente se reúne, bebe hasta perder el sentido, se bañan en una
quebrada que bajando de Vélez, tributa al río Suarez y cuya aguas presumo
frías, comen mucha carne asada, chorizos, etc. Fiestas magníficamente organizadas
por la Alcaldía de San Benito, con brigada de limpieza, ambulancia, puesto de
policía y una tarima con un enorme equipo de sonido que muele música de los
años 60 y 70, Pastor López, Nelson Henríquez, Rodolfo, Corraleros de Majagual y
una que otra carranga.
Día 6.
Nuestra intención es llegar a
Chiquinquirá (Boyacá), salimos de la finca a las 11:35, despidiéndonos
de esos parajes color café y agreste pues para evitar que la lluvia nos impida
salir al día siguiente, dormiremos en Barbosa.
A las 12:25 pasamos por Güepsa y
recogimos el carro, llegamos a Barbosa a las 13:00 y 52 minutos más tarde
salimos hacía Chiquinquirá en donde arribamos a la 15:03. Muy frio, brisa
cortante, su atracción es la catedral de Nuestra Señora de Chiquinquirá que se
alza majestuosa a una esquina de una gran plaza en donde la gente se reúne a
disfrutar de un sol pálido y picante, corren, se fotografían, juegan futbol y
pasan la tarde.
Nos regresamos a las 16:50 por
una carretera en muy buen estado, paisajes más verdes y menos quebrados y
arribamos a Barbosa a las 18:24, a 46 km de Chiquinquirá y 860 de Cartagena.
En la noche visitamos el centro
de la población, bulliciosa como si de la Costa se tratara, motos, gente
tomando con los parlantes en la puerta, mucho vallenato del viejo y pocas
atracciones para los foráneos.
Día 7:
Salimos de Barbosa a las 08:51 y
llegamos a Bucaramanga a las 14:19, dormiremos este domingo aquí y saldremos
bien temprano mañana lunes. Descanso para iniciar una ruta de más de doce horas
hasta Cartagena, desandando el camino, ahora de día para cruzar las montañas
que hay entre Bucaramanga y San Alberto. Salimos a las 06:07 y llegamos a
Bosconia a las 11:42 para almorzar, hecho lo cual retomamos el viaje a las
12:50. Pasamos por Plato a las 14:25 y a las 15:00 arribamos a Él Carmen de
Bolívar, parada técnica para descansar un poco y enfilar hacia Cartagena. 20
minutos de parada técnica y continuamos, llegando a Cartagena, al parqueadero
de las Gaviotas, de donde salimos ocho días antes, a las 17:27. Cansados,
molidos, pero satisfechos y mi hijo, al cual felicito, aprobó su curso de alta
montaña.
Comentarios
Publicar un comentario