Cada mañana al despertar
Me la mandó Dios sin yo estarla buscando y desde entonces no se ha separado de mi lado, a veces es jodona otras terca y algunas veces ambas cosas, pero es la mujer que yo amo. En las mañanas cuando despierto la encuentro sonriendo, mirándome, velando mi sueño; cuando despierto primero la veo dormida con su media sonrisa y sus ojos a medio cerrar. Entonces, se cuanto la amo. La amo cuando se entusiasma por algo, cuando horas y horas se dedica en un rincón a descubrir algo que le gusta, la amo cuando guerrea contra todos. Es mi esposa pero más que todo es mi compañera.
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