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Mostrando entradas de diciembre, 2009

Viejo amigo viejo.... larga vida te de Dios.

Un día de esos en los cuales hay poco que hacer, se me dio por buscar viejos amigos en el facebook (para algo tiene que servir) y me encontré con un viejo amigo de la infancia. Nando Teheran Balmaceda (Heteba). Compañero de aventuras y parrandas. Inicial enemigo que después llegó a convertirse en mi mejor amigo. Muchas fueron la veces que mi tía Abbe nos fue a buscar al parque y nos traía por la oreja a dormir, tambaleantes de soberanas borracheras que nos pegabamos al son de los vallenatos de moda en el momento. Nando dormía en una hamaca que guindaba en la cocina, en cierta ocasión, nublado por los humos del alcohol colgó una de las cabezas de la hamaca en la repisa de los platos y se tiro en ella con todo su peso dispuesto a dormir hasta el día siguiente. El ruido de los platos rotos se oyó en todo el pueblo. Viejo amigo, un abrazo en la distancia, gracias por todas las veces que me tendiste tu mano para ayudarme, en ratos felices y en ratos malos, en ratos tristes y en ratos de c

Adarga, inutil contra el plomo

El hombre vivió gran parte de su vida blindado, con un poderoso campo de fuerza al estilo Guerra de las Galaxias, mejor que el acero, protegido de cualquier amenaza. El escudo le servía para no dejar entrar lo indeseable, pero su desempeño mayor era no dejar ver desde el exterior lo que ocurre en el interior, es una protección a lo mas íntimo. Ahora al hombre el escudo se le esta adelgazando, ya no es un campo de fuerza al estilo de la Guerra de las galaxias, ya no es acero templado, ha quedado en un simple adarga inútil contra el plomo, en un escudo que no garantiza la protección de fuerzas externas y tampoco garantiza que lo que se pretende proteger salga a la luz. El adarga protege contra lanzas y flechas, pero no es escudo que ataje los disparos certeros de la tristeza que azota desde adentro, de forma alevosa y sin previo aviso. Son las fuerzas internas que empujan al recipiente plástico en forma generalizada por todos sus puntos, buscando sistemáticamente el punto más débil para

Cosecha y Navidad. Lo mejor del año

La cosecha coincidía con la Navidad, se sembraba en junio o julio y se cosechaba en diciembre y parte de enero. Todo era un guión preestablecido que paradojicamente nunca era el mismo, todo estaba sujeto a lo que ahora se llama "Los Atractores Extraños". La Caja Agraria (Ahora banco agrario) nos prestaba la platica para arrancar, todo a un módico interés y debíamos pagarlo con la cosecha, es decir, hipotecábamos la cosecha aun sin haber sembrado la primera semilla. Con la plática en la cuenta ya podíamos iniciar el proceso. Lo primero era preparar la tierra, podía suceder que la tierra ya fuera vieja, es decir, ya se había sembrado y cosechado en ella, o cabía la posibilidad que la tierra fuera nueva y si civilizar, en este caso se procedía a civilizarla, es decir, a hacerla apta para la siembra. Este proceso era dispendioso, duro y costoso, dependiendo de que tan amontado estuviera el terreno. Hombres a machete cercenaban las ramas combatiendo con una maraña de espinas,

Yo no olvido al año viejo....

Una de las cosas que mi padre me pidió y no le pude cumplir fue conseguirle esta canción, desde 1978 recuerdo ese hecho cada fin de año. Antes era muy difícil conseguir música vieja, ahora con Internet y el Ares, la cosa es mas fácil y hace unos años conseguí la bendita canción. Alguien me dijo que ya los años no dejan chivas ni una burra negras ni una yegua blanca, aunque el año 1989 me dejo una buena suegra. El año 1978 se llevó a mi padre, treinta años después, el año horrible de 2008, se llevó a mi hermano Gabriel y también a mi madre Susana. El año 2009 comenzó mal, se llevó a mi mejor amigo: Rafael Ortiz y gracias a Dios, hasta ahí llegó No digo que el año 2008 tuvo sus cosas buenas, pero dos eventos malos opacaron a los demás, tanto malos como buenos. El 2009, también trajo sus cosas buenas pero, carajo, fueron ganchos al corazón, heridas que difícilmente sanaran y cuando sanen, si algun día me hacen un electrocardiograma, se verán las cicatrices que mi corazón exhibe.

Dias de Diciembre, Los más fugaces del año

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En diciembre el mundo enloquece, y esto no es nuevo, desde que tengo uso de razón estoy observando lo mismo: hay que estrenar, hay que parrandear, hay que viajar, hay que tirar la casa por la ventana, compre ahora y pague la primera cuota en enero, ahí veremos como se hace. Mas que el nacimiento del mesías es la temporada de compras, alzas en todo y es también la sempiterna discusión anual del salario mínimo. Es la época de los abrazos, de las nostalgias, de los recuerdos, de los brindis por los que están y por lo que no están. En mi casa, en mi infancia, también se corría por la compra de los juguetes, por la compra de la ropa, por estrenar el 24 y si se podía estrenar también el 31. Las mujeres, mas exigentes, invadían los almacenes de telas y a veces no salía de allí en todo el día y cuando salían cargadas de telas de todas clases, la carrera era hacia la modista a la cual le habían pedido turno desde el mes de septiembre u octubre. Era el mes más agotador y más cansón, sobre todo

Diciembre llegó. Con su ventolera, mujeres

"Diciembre llegó con su ventolera, mujeres y la brisa está que llena al mundo de placeres". Si, ya la Navidad se derramó sobre mi calle, las terrazas y fachadas se iluminan, el mundo se alborota y algunos se enloquecen. Una canción de los Hermanos López dice que los "Días de diciembre son los más fugaces de todos los meses de año", cuando te das cuenta se han ido y "llega enero con su cruel verano". Por todas partes se ve la agonía de la gente por dejar atrás el pasado y renovarse adquiriendo fuerzas para el año nuevo que se avecina. Se pintan las rejas, se enguirnaldan hasta los postes de las luz, se iluminan los parques y reviven los viejos éxitos musicales de Ricardo Ray, Lizandro Meza y la Sonora Matancera. A Buitrago lo levantan de su tumba para que los acompañe con su guitarra y a Alberto Fernández para que nos cante la Víspera de Año Nuevo.  diciembre es un mes de esquizofrenia, de consumismo, de viajes en todas direcciones, de alegrías y de llantos